jueves, 17 de abril de 2008

Derribando un ideal

Tomando la misma sopa de ayer, siento un regaño, un tirón de orejas... si ayer no la quisiste, bueno, como sea, hoy la vas a terminar, hasta limpiar el plato, que se vea el fondo, que quede plato nomás, ni un resto de caldo tenés que dejar. Lo bueno, es que una vez terminada la sopa, podés salir a jugar...
Se me aparece esa imagen trillada del burro siguiendo la zanahoria que tiene frente a sus ojos, colgando ante su nariz, pendiendo de la mano de su amo, para que camine y cumpla con la tarea que le asignaron, cargar, para que una vez cumplido su encargo, reciba, a cambio, su comida.
También se me cruza otra imagen, por demás conocida, la del galgo persiguiendo a la liebre, esas liebres de galgódromo, hechas de tela o de plástico, y me pregunto: ¿el perro sabe que no es real?, ¿qué es lo que persigue?, si logra atraparla, ¿qué le pasa al darse cuenta que la liebre es de juguete?, ¿se sentirá engañado, burlado o usado?...
De ninguna manera, pues si la alcanza (o al menos lo intenta), será recompensado con cuidados especiales y un buen plato de comida, y luego, puede salir a jugar....
El juego consiste en cazar a la liebre...
Metáforas de la vida cotidiana -pienso- lo que ninguna persona desea para su vida, su realización, su crecimiento...
Aunque, desde lejos, alguien me dice que, aunque no sea lo "ideal", por algo se empieza...
Pienso todo esto, mientras hundo la cuchara en el plato humeante.
Pero tengo una certeza, y es que siempre - llamémosle zanahoria, liebre o plato de sopa-, necesitamos algo por donde empezar, un motor para arrancar, una ilusión.
Lo importante es que nunca dejemos de buscarlas.
Aclaración:
1. Los que vieron la película "Trapito" van a comprenderme y no les hará falta más explicaciones.
2. No sé si de "ilusiones también se vive", pero que se sobrevive, seguro.
3. Quizá mañana cambie de opinión, pero por hoy, es lo que hay.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los 7 locos - Roberto Arlt
...-Vea... si usted me pidiera ahora k me matara, yo lo hacia. Tan contento estoy.
El calor k hacía un instante convulsionó las aguas de sus ojos se perdió otra vez en la frialdad de su mirada. La mujer lo examinaba encurioseada.
-Se lo digo seriamente. Voy... es mejor.. pídame usted k me mate... digame ¿no le parece a usted ke ciertas personas harían mejor en irse?
-No.
-Aunque hagan lo peor?
-Eso está en manos de Dios.
Entonces no vale la pena k hablemos de eso.
Otra vez tomamos el mate en silencio, un silencio k sobrevenía para k él pudiera gozar el espectaculo de la mujer de cabello rojo, envuelta en su abrigo de lutre, con las transparentes manos recogiendo la rodilla por sobre el vestido de seda verde.
Y de pronto, no pudiendo contener su curiosidad, exclamó:-Es cierto k usted ha sido sirvienta?
-Si... k tiene de particular?
-K raro!
-Por k?
-Sí, es raro. A veces me parece k voy a encontrar en otra vida lo k falta en la mía. Y se le ocurre a uno k hay gente k han descubierto el secreto de la felicidad... y k si nos cuentan su secreto nosotros también seremos felices.
-Mi vida, sin embargo, no es ningún secreto.
-Pero usted nunca sintió la extrañeza de vivir?
-Sí, eso sí.
-Cuénteme.
-Fue cuando era muchachita. Trabajaba en una linda casa de la Av. Alvear. Había 3 niñas y 4 sirvientas. Y yo me despertaba a la mañana y no terminaba de convencerme de k era yo la k me movía entre esos muebles k no me pertenecían y esa gente k sólo me hablaba para k yo los sirviera. Y a momentos me parecía k los otros estaban bien clavados en la vida, y en sus casas, mientras k yo tenía la sensación de estar suelta, ligeramente atada con un cordón a la vida. Y las voces de los otros sonaban en mis oídos como cuando una está dormida y no sabe si sueña o está despierta.
-Debe ser triste.
-Sí, es muy triste ver felices a los otros y ver k los otros no comprenden k una será desdichada para toda la vida. Me acuerdo k a la hora de la siesta entraba en mi piecita y en vez de zurcir mi ropa, pensaba: yo seré sirvienta toda mi vida? Y ya no me cansaba el trabajo, sino mis pensamientos. usted no se ha fijado k obstinados son los pensamientos tristes?
-Sí, no se van nunca.

Anónimo dijo...

Che nena, no me alcanzan las palabras para agradecerte el tiempo que te lleva dedicarte a mi humilde blog. Me estás dando mucha soga..jaja!!
Me encanta!! y si, no se van che!

Anónimo dijo...

la tristeza es ke no se van, lamentablemente, la gracia es poblarlo con buenos recuerdos y vivencias. y con una esperanza amarga suplicarle al cerebro ke mantenga los buenos y levemente y gradualmente oculte a los malos.... besugones.
no hay de ke.