miércoles, 19 de marzo de 2008

Discreción

-¿Cuántas horas llevás ahí metida?, entre esas paredes, ese cuarto oscuro y casi sin oxígeno...
Sos una vianda dentro de un "tupper" que nadie se llevó; sos como el paraguas que en días de lluvia, olvida casi todo el mundo en el colectivo, o como el souvenir de los quince años de tu prima, que permanece inmóvil, lleno de polvo, en el muble de tu vieja, porque a ella le dá pena tirarlo; o como la última porción de pizza, agonizando en el plato, a la que todos harían un lugar en sus estómagos, pero que finalmente nadie come...
-¿Y vos?, ¿qué hacés ahí parada, sigilosa, mirando, criticando y espiando?, ¿qué querés sacar a la luz?, ¿acaso pretendés robarme el anonimato?, porque ultimamente nadie percibe tu presencia... Hey!, ¿estás ahí?
- Sí, sí, pero no hagas tanto ruido, sé un poco más discreta... mejor lo dajamos así.
Que nadie se dé cuenta. Que nadie se entere

lunes, 3 de marzo de 2008

Dimensión conocida

Siempre a destiempo o en otro tiempo. Muchas veces creo que vivo en un tiempo paralelo, diferente al tiempo "real", distinto al de los otros y cuando ambos se cruzan, me provoca una angustia insoportable, porque siento que ya es tarde y no me queda tiempo. Es como llegar tarde a algún lugar ( a casi todos), como si se quemara la comida, como un sachet de leche vencida, coagulada y putrefacta, o quedarse sin agua en la ducha, o acostarse y que ya esté dormido, o sentarse a mirar una película empezada... Esto pasa en el tiempo real, el tiempo ingrato e infeliz, que avanza avasallante y no me espera, que corre maratónicamente y no lo alcanzo, y amanece cuando duermo y en vigilia observo cuando termina. Es el tiempo de los pájaros - acá me identifico con las cucarachas - que sobrevuelan mi cabeza, y yo sigo tratando de ahuyentarlos, sumergida en el agua, esperando que se vayan.

sábado, 1 de marzo de 2008

Vecinas

Estaba yendo a comprar mis cigarrillos "V" (no pongo la marca poque no es mi auspiciante) como siempre, y me detuve a saludar.
Dos mujeres se encontraban en ese cuarto, sentadas, tomando un mate que no me ofrecieron porque estaba frío; ellas son amigas desde hace muchos años.
La mujer rubia me invitó a sentarme, y al instante entró una tercera mujer.
Puedo describrlas como "madres", de hecho, las tres pueden ser mis madres y una de ellas ya es abuela. La gordita - la rubia - fuma sin parar, su amiga se fuma el humo que ella exhala; me convida un "Jockey suave" que prendo al momento y seguidamente la tercera mujer enciende su cigarrillo.
Entre la humareda charlan de los ruidos que se escuchan en el edificio, de eutanasia, del precio de la docena de huevos y de "alplax"...
La gordita, la que fuma incesantemente, parece cansada, en verdad fatigada, siempre tiene un aspecto depresivo y desaliñado, pero es muy simpática; su cabeza es redonda y pesada, está como pegada a su cuerpo sin cuello mediante. Cuando habla, su voz se oye como con una bocanada de humo atragantada, indistintamente de si está fumando o no.
Ahora escribo y describo, un poco con prejuicio, un poco con horror, aunque no me quejo... me quedé sin cigarrillos (y ya es de noche para salir a comprar) pero por suerte tengo un "jockey suave" posado en el cenicero mientras preparo unos mates.